jueves, 26 de abril de 2012

La chica de la escalinata

El otro día encendí una vela.
Hacía tiempo que no hacía éstas cosas, aunque me gustan.
Cerré los ojos y no era capaz de concentrarme. Quise apuntar todo lo que pasaba por mi cabeza, pero no tenía ningún sentido. Todo eran problemas.
¿Por qué cuando encendemos una vela tenemos que cerrar los ojos y relajarnos?
¿Por qué no podemos ponernos a bailar?
Entonces abrí los ojos y lloré.
Las lágrimas caían solas, cómo si de un grifo o de una fuente se tratara.
Decenas de emociones brotaban en mi interior. Inexplicables.
¿Por qué me siento perdida si sé perfectamente lo que debo hacer hoy?
¿Por qué siento que debo rezar a alguien si no creo en ningun Dios?
Preguntas sin sentido retumbaban en mi cabeza.

Encendí un cigarrillo con la llama de la vela que justo después soplé lentamente.
Me senté en mi lado del sofá, miré hacia la ventana y vi a una chica sentada en un rincón de una escalinata. Tenía cara de triste. Estaba abrigada y su cara era pálida.

Entonces recordé que soy una mujer complicada y que todas aquellas preguntas que me hice ante la vela fueron porqué soy así y porqué mi maldito cerebro funciona de ése modo.



   Lo vi al verme reflejada en la chica de la escalinata.
                       La chica de la escalinata soy yo

viernes, 6 de abril de 2012

Carta de Helen a Peter

Querido Peter:
He encontrado nuestras viejas cartas de amor en el cajón de la mesilla de la habitación amarilla.
Me mudo a Tijuana y tenía que recoger mis cosas.
Llevo dos horas oliendo el olor de tus cartas y recordando tu tímida sonrisa.

No sé porqué te mando ésta carta. Bien, quizá si que lo sepa.
Demasiadas noches con tequila y cigarrillos medio apagados en el local de Buddy. Ésas noches, en las que venías medio despeinado, con la camisa desabrochada de modo elegante y empezabas con una budweiser.
Siempre decías. "Me das suerte Helen"
Y treinta y dos días más tarde me diste el primer beso y me dijiste que jamás me dejarías.

¿Recuerdas el día que fuimos a comprar aquellas piezas para el grifo de la ducha? Bien, porqué yo si que lo recuerdo.
Recuerdo que nos enfadamos muchísimo para encontrar las malditas piezas y no conseguíamos que el grifo funcionara.
Aún me río al recordar tu ceño fruncido maldiciendo a Snoopy.
¡Estubimos toda la tarde sin hablarnos por culpa de unas puñeteras piezas de ducha!
¿Sabes cual és el mejor recuerdo que tengo de aquél dia?
Cuando me viniste a buscar en el pasillo, me agarraste de la mano y me dijiste:
- Ven a ver si realmente está arreglada
Y me mojaste de los pies a la cabeza sin poder darme ni cuenta.
Cuando abrí los ojos ya estabas besando mis labios.
Aún lo recuerdo:

- Oh, Helen, tus labios azucarados hacen que vuele hasta el cielo y pierde los sentidos. No dejes nunca de comer chocolate. Te hace extremadamente sexy.


Yo hoy te digo:


- Oh, Peter, éstos labios azucarados están húmedos y podrían estar muy cerca de tu piel.
¿Quieres recordar lo extremadamente sexy que soy?
Bésame ahora y volveré a ser tuya para siempre. Para siempre jamás.






PD: Vuelve aunque sea para recoger tu taza de desayuno. Te dejaré un beso azucarado justo al lado.

       Hasta siempre.
       Te ama: 


      Tu Helen