miércoles, 11 de enero de 2012

El semáforo

¡Estupendo! Pues ahora, en diez segundos, cuando el semáforo se ponga en rojo y se refleje en la ventana, volveré a frotarme la cara con mis manos despellejadas repasando bien mi nariz y mis ojos:
once segundos...todo igual. 
Quizá se ha estropeado el semáforo.
¿porqué coño me preocupo tanto?

Claro, tan acostumbrada a verlo cambiar de verde a ámbar y a rojo...y hoy el rojo parece ue no está. ¿Qué le pasará al color rojo? Nunca me había preocupado tanto por un puto semáforo.
¿Qué más dá si no se pone en rojo?
Me muerdo las uñas y hago tirabuzones artificiales con el pelo con la ayuda de mis dedos medio despellejados. Sigo mirando a la ventana preocupada.
Vale, prometo que en cuanto termine de morderme ésta uña paro de mirar por la ventana. (si en realidad me importa una mierda el semáforo)
Lo que realmente me importa es tu sonrisa y tu felicidad, aunque no se parece en nada a un semáforo pero si está ausente me hace sufrir igual.

6 comentarios:

  1. Gran metáfora. Una sonrisa puede curar casi todo.

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  2. Genial entrada, ME ENCANTÓ! No te podrías haber expresado mejor! Me gusta mucho la forma en que relatas las cosas. En fin, sin dudas te sigo, me gustó mucho tu blog :) Besotes!

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  3. Una metáfora curiosa, me ha gustado bastante :D Te sigo! ^^

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  4. Seguramente se habrá fundido la bombilla del semáforo, o la de tu paciencia.

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  5. creo que la del semáforo Bubo...es lo que tiene el insomnio y el ser tan observadora, muahahahahaha

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